Yumi and the Nightmare Painter

En líneas generales estuvo lindo igual. No soy muy fanatico de los romances, pero estuvo bien. Aunque algunos aspectos no me convencieron mucho.

No soy particularmente fan de la cultura japonesa en historias, por lo cual el hecho de que la historia tenga influencias de dicha cultura no fue un punto particularmente fuerte para mi. No me encanta la forma que tienen de contar historias. Es más, dadas las inspiraciones que tomaba sobre anime/manga/light novels de oriente, encontré algunas situaciones medio clichés y/o cringe. Pero entiendo que esto es bastante subjetivo, y algunos encuentran estas cuestiones hasta disfrutables.

Me gustó el personaje del pintor. Obvio que este tipos de historias están preparadas para funcionar como self insert, pero me gustó la onda de que el tipo se haya mandado cagadas con las mentiras que decía, siendo de que no era mal intencionado. Me parece que la idea de gente buena tomando malas decisiones es un lugar interesantísimo para explorar, más aún con un personaje tan fácilmente identificable para con el lector, cuya cercanía se alimenta de las inseguridades de ambos.

Otra cosa que me copó fue el utilizar el arte como “elemento de acción” como lo es pintar las pesadillas. Me recordó mucho a Shallan y su light weaving, aunque acá dicha acción sea más “directa” con el poder. Supongo que es una nota común en el Cosmere, la cual parece fácil de repetir cuando tu profesión es tan rica creativamente.

Un paralelismo que me gusta pensar es sobre la proyección de la persona que Nikaro cree que es hacia sus amigos, en contraparte con la interpretación que él como pintor le da a las pesadillas para hacerlas inofensivas, proyectando sus propias ideas en estas. Me gusta cuando los sistemas de magia de Sanderson, por más “blandos” que sean, están vinculados con los personajes que los emplean y sus arcos.

Puede que no le esté dando el crédito que corresponde al sistema de magia, más aún siendo de que hay justificaciones a nivel Cosmere sobre todo lo que pasa, como el concepto de las pesadillas como investidura y la interpretación de su “identidad” como herramienta para alterarlas. Pero incluso si hay otros sistemas de magias más duros a lo largo del Cosmere, este se dejó disfrutar. Aunque me hubiera gustado haber indagado más sobre su potencial.

Algo que se me ocurrió mientras estaba masticando el final es como este invierte la idea presentada en historias como Stormlight Archives donde la magia vuelve al mundo. La falta de pesadillas implica que el trabajo de los pintores, personas que justamente se encargaban de manejar y “controlar” investidura, se queden sin trabajo. Es una vuelta de tuerca interesante a la idea de que la introducción a la magia (y el paralelismo que tiene esta con la tecnología) implique que ciertos trabajos se vuelvan obsoletos. Aunque me encantaría ver pintores haciendo gala de sus habilidades en el futuro del Cosmere.

Algo que no estoy seguro, al igual que con Tress, es que tan bien funciona el libro para personas que no tengan tanto conocimiento sobre el Cosmere, porque siento que muchos personajes o cosas que se mencionan pueden descolocar al lector, como lo es Diseño. Puede que sea una cuestión de lectores veteranos que estemos entrenados para cuestionar e intentar encajar cada pieza del puzzle que nos da la narrativa con las reglas y conocimientos que ya tenemos, pero tengo mis dudas de que tan bien funcione para un nuevo lector. No creo que este libro en particular sea el mejor lugar para arrancar.

Si me gusta por ejemplo cuando se hacen comentarios de costeleta que los entendidos podamos cazar, como lo es por ejemplo el hecho de que Yumi reponia fuerza del “piso” al dormir, y su implicancia que tiene esto sobre la investidura del planeta y la que reside en ella.

De entre todas las cosas que nos enteramos del Cosmere con este libro está el nuevo nombre de una shard, y como esta se “rompió” a sí misma. Probablemente tengamos que esperar un muy buen tiempo para tener respuestas sobre esto.

Otro datazo que nos dieron es que evidentemente Hoid está contando esta historia en Roshar. Y por las cosas que comenta sobre su mecanismo de defensa para impedir que le roben los recuerdos que impregnó en investidura, y comentarios como que la gente de Roshar entiende el concepto de “bombilla” nos da a entender de que esto es no solo post Rhythm of War, sino que probablemente sea en la segunda etapa de Stormlight Archives.

Al principio no estaba seguro de que Hoid fuera el narrador, dada lo diferente que es su voz en comparación con Tress, por lo que estuve fácil un cuarto de libro intentando deducirlo. No puedo decir en particular que me copó su voz acá. Evidentemente no irradia el mismo carisma que en Tress y eso es por diseño, pero dada la comparación entre ambas historias, esta palidece un poco en ese aspecto. Sin embargo, el hecho de que Hoid mismo sea el narrador implicó algunas lindas bromas en algunos lugares, como así tidbits del Cosmere en general que los fanáticos lo van a estar inspeccionando con lupas los próximos años.

Algo sí que no me gustó del libro fue como muchas de las cosas del worldbuilding las tuvo que explicar el narrador por qué no se transmitieron bien, o al menos no encontraron un buen momento o forma de hacerlo. No tengo problemas con la exposición, siempre y cuando esta no sea tan explícita y me saque de la inmersión al leer. Dado los mundos super complejos que suele escribir Sanderson es muy común que trate este tipo de cuestiones con delicadeza, incluso llegando al punto de hablar sobre esto en sus clases si mal no recuerdo, por lo cual supongo que es consciente de que acá le pifio.

El worldbuilding me pareció que no fue explorado lo suficiente (o al menos no en el grado que me hubiera gustado a mi). Es entendible que este pase a segundo plano para poner en foco la relación entre nuestros protagonistas, pero acá lo sentí como si fuera un backdrop, sobre todo la parte del mundo de Yumi. Gracioso pensar como la falsedad de éste (o su vacío?) terminó atravesando la página para darme esa impresión a mí como lector.

Me gustó la relevancia y personalidad que se le dio a Diseño. Creo que hace un muy buen fold para Hoid como personaje, y estoy muy interesado en ver como ambos siguen interactuando.

También me gustó la imagen visual que generaban las luces en el “mundo” del pintor. Parecían lo suficientemente evocativas para darle identidad, y se mezclaban bien en un mundo consumado por la oscuridad constante.

Las ilustraciones fueron verdaderamente muy lindas. Aunque no soy fan del storytelling oriental me gusta que el arte se vea influenciado por dicha cultura, le da una identidad más específica al libro. Si lo leyeron en un Kindle recomiendo buscar las ilustraciones originales (si tienen el archivo .epub pueden simplemente abrirlo como un .rar en una PC y ver su contenido) que no tienen desperdicio. Sobre todo las que son a color que no pueden ser completamente apreciadas en una pantalla en blanco y negro.

Me pareció piola como justificaron a nivel Cosmere a la máquina que se la pasaba apilando piedras como despertada con el sistema de magia de Warbreaker. Sin embargo, la idea de una máquina gigante apilando piedras me pareció… sonsa, y me saco un poco de un final que ya venía flojito hasta ese punto. Si es interesante ver los problemas que un objeto desperado que obedece un conjunto de instrucciones pueda traer. Más allá de que el objeto despertado sea literalmente una máquina, es una idea interesante que refleja el avance de la tecnología en nuestro mundo también, como así señalar a posibles problemas que puedan surgir en el futuro del Cosmere.

Dado que el libro fue escrito en la pandemia del 2020 dudo mucho que todo el quilombo de las IAs creando arte en el último año y chirola haya afectado a la historia. Sin embargo, de haberse escrito después de estos hechos, estoy seguro de que Sanderson lo hubiera hecho diferente, tal vez haciendo más énfasis en este punto. Igual estoy satisfecho con el libro que obtuvimos. Destaco en particular los comentarios que este hace sobre la “inutilidad” y valor del arte en general. Fueron muy lindas reflexiones que no pude evitar remarcar en mi Kindle.

Al igual que con Tress, este libro hace más hincapié en las circunstancias que inspiraron su creación. El hecho de que sea peligroso aventurarse fuera de la ciudad, y que los pintores sean catalogados como “trabajadores esenciales” (y mal pagos) es fácilmente reconocible como un guiño al Covid y a la cuarenta que sufrimos todos hace tan solo un par de años.

Algo que vi venir al toque fue el hecho de que ambos estaban en el mismo mundo. La idea de que ambos estuvieran en mundos lejanos los cuales podían verse en el firmamento desde el lugar de cada uno fue tan poco cuestionado por ambos protagonistas que era bastante obvio que pasaba algo ahí. Capaz alguna justificación un poco más fuerte de por que esto debía ser el caso hubiera estado buena, pero tampoco molestó mucho.

Aunque el plot twist de que el mundo de Yumi era inventado me pareció re agarrado de los pelos. Que haya estado reviviendo el mismo día constantemente y que cuando se enlazó con el pintor la máquina se tuvo que adaptar a la situación al hacer los días siguientes como continuados me pareció mucha casualidad.

Fue interesante la idea que presentaron sobre cómo los integrantes de la Guardia de Sueño estaban ahí solo por acomodo más que por habilidad. Capaz hubiera estado bueno haberlos visto en acción, o haber masticado un poco más la implicancia de esto en Pintor y su autoestima (más allá de que antes de esto ya había logrado ahuyentar a una pesadilla formada). Pero dado que sucedió cerca del final, entiendo que no haya tiempo para indagar sobre ello.

Si me gustó que hubiera incertidumbre respecto al final. A diferencia de Tress que era obvio que iba a terminar bien dado el contexto y sus inspiraciones, acá estuvo bueno que sentía que los personajes estaban en verdadero peligro (más allá de que esa trama esté parcialmente en segundo plano), o al menos eso creía hasta la segunda parte del tercer acto.

Luego de que los monstruos empezaran a surgir y los pintores los comiencen a combatir, dada la cantidad de criaturas zarpadas que tenían que pintar y los pocos pintores que eran (además de no ser los más experimentados) pintaba un panorama complicado, que después no se vió reflejado en el aftermath de la batalla. Al final de la pelea solo una persona murió y hubo un par de heridos. Un re bajón teniendo en cuenta lo peligroso que nos había seteado dichos monstruos, y como habían arrasado una ciudad entera en el pasado.

Y del otro lado los conflictos que tuvo que atravesar Yumi, que básicamente fueron escapar de unas criaturas flotando en un árbol, para confrontarlas más adelante de camino a la capital y apilar piedras como lo había hecho antes tampoco presentó el “pit of despair” para tener un buen pay off al final cuando fueron capaces de salir victoriosos. Es más, sentí más presión y una relación más cercana con el acto de Yumi de apilar piedras al comienzo del libro que cuando apiló piedras al final, siendo que la segunda fue una hazaña mucho más grande. Supongo que puede justificarse con su conocimiento sobre la situación y entendimiento de los siglos de experiencia que tiene haciendo la misma actividad la liberó de sus limitaciones y no tuvo que esforzarse mucho, pero no sentí que se me transmitiese mucho de su habilidad en esta escena (más allá de que no renegó tanto como en el comienzo, lo cual no creo que sea suficiente).

Por lo que una vez terminada la secuencia y ambos puntos de vista, llegué a la conclusión de que es una de las “sanderlanches” más flojitas que leí, dejándome con ganas de más caos.

No estoy seguro sobre cómo me siento del bait and switch que hizo el autor respecto al final. Por un lado estaba propiamente planteado dado lo que pasa en la serie in-world en la cual el ronin vuelve en un episodio extra para lograr el final feliz (al punto tal de hacer un segundo epílogo para enfatizar la idea), pero por otro no se si es lo que la historia requería. Entiendo igual que el autor se lo escribió a la esposa y una tragedia pueda no dejar buen sabor de boca, como así también que a él no le cambiaba nada el final del libro respecto al resto del outline del Cosmere. Sin embargo, presenta algunas cuestiones delicadas, sobre todo respecto a la idea de materializar a Yumi.

Spoilers de ambas eras de Mistborn a continuación.

Esta fue una situación muy puntual igual. Creo que el hecho de que Yumi este estúpidamente investida (al parecer más que un Elantrino si mal no recuerdo), la conexión espiritual que tiene con Pintor (sea por el lazo que crearon los espíritus entre ellos o el que desarrollaron emocionalmente con el tiempo), que ella comience a desvanecerse justo antes de que pintor la materialice, y la intencionalidad de ella de volver al mundo físico probablemente fueron necesarios para que esto se diera (como así también el entrenamiento de Pintor como “moldeador” de investidura y el haber conocido a Yumi tan íntimamente, tanto física, mental como emocionalmente).

No estoy seguro de si hay detalles que se me están escapando que permitieron que este hecho fuera posible (como tampoco entiendo si Yumi es humana ahora o sigue siendo investidura pura), pero espero que Sanderson no se haya escrito a sí mismo en una esquina con esto dado que tenemos la mitad del Cosmere por delante. Sin embargo, conociéndolo y su capacidad planificadora como escritor creo que sabe muy bien las implicaciones que esto presenta y cómo va a manejarlas en el futuro.


En definitiva, aunque la setting no haya sido un punto de interés para mi y el tercer acto haya dejado mucho que desear, las ideas planteadas sobre los protagonistas, el sistema de magia y la relación entre ambas es razón suficiente para leerlo. Si a eso le sumas ideas muy lindas sobre el arte, hermosas ilustraciones y unas fuertes implicaciones del Cosmere da como resultado un libro que, si bien no es mejor el mejor de los tres proyectos secretos salidos hasta la fecha, es una entrada solida en la mitología del Cosmere y plantea varias preguntas que estoy ansioso por conocer sus respuestas.